Trabajando en el Floridita de Dublin tomé por costumbre bajar al ordenador para tomar nota del título de algún tema y también del nombre del grupo si es que se especificaba. Era un ordenador que reproducía música durante las horas de apertura del local. Día tras día nos tocaba escuchar la misma lista de reproducción. Cada día, a la misma hora, las mismas canciones que el día anterior. Una pesadilla. Aunque no tardé en darme cuenta de que entre las las 15 y las 17h. había buena música que coincidía con las horas de menos trabajo, por lo que era un rato para tomarse un pequeño respiro pues, Floridita es un local cubano donde la salsa es la sintonía.
Así, un día anoté el título Ethanopium. Buscando después en Internet dí con Dengue Fever (aunque más tarde descubrí, con el mismo método libreta-Internet, que Ethanopium se trataba de una versión del tema Yegelle Tezeta del genial Mulatu Astatké, del que tampoco había oido hablar antes y después tuve la suerte de ver en directo con su banda Ethiopiques). Bajé un par de discos del grupo y me pareció algo totalmente diferente al resto tanto por la música que hacen como por el idioma en el que cantan. Por lo leído, escriben las letras en inglés y luego las traducen al camboyano... Curioso.
Dengue Fever es una banda de Los Angeles que combina la música pop camboyana de los 60 y el rock psicodélico americano. Formado por 6 músicos, el grupo fue fundado por Ethan Holtzman y su hermano barbudo Zac después de un viaje del primero a Camboya, donde conoció a la pequeña y bella cantante de karaoke Chhom Nimol. La banda la completan el gigantesco bajista Senon Williams, el baterista Paul Smith y el percusionista Nappy G.
El pasado sábado 15 de Noviembre Dengue Fever tocaron en el Sugar Club, Dublín. El precio, 15 euros, me llamó mucho la atención hace un par de meses al ojear Ticketmaster, pues aquí en Dublín la variedad y la calidad se pagan como en ningún sitio, en muchas ocasiones injustificadamente. El Sugar Club tiene una pequeña pista de baile a los pies del escenario y una amplia zona de mesas con sofás dispuestas en hileras que mantienen vivo el recuerdo del Irish Film Theatre, que precedió al Sugar Club en este local. Muy bonita, muy cool, pero nada apropiada para conciertos mínimamente animados.
Al llegar, nos sentamos en el bordillo de la pista de baile donde comienza el auditorio, pues en éste no quedaba una triste mesa libre. Empezaron con desajustes de sonido y un poco descoorinados, pero en seguida entraron en calor. Con la segunda canción se ganaron los primeros aplausos, aún inmerecidos. Tras la tercera y la cuarta, pidieron al público (sin éxito) que bajara a bailar al grito de "this is free dance". Durante el quinto tema empecé a grabar un vídeo cuando una pareja saltó a la pista y empezó a bailar sin temor delante de toda la gente. Un minuto más tarde tuve que dejar de grabar porque me era imposible enfocar a los músicos detrás de toda la gente que fue bajando a bailar, contagiando poco a poco al resto hasta llenar la pequeña pista de baile.
La puesta en escena era tan genial como lo fue la actuación, con el mastodóntico bajista botando al lado de la bajita cantante que sacaba una potencia de voz arrolladora. La batería sonaba perfecta, rápida y muy contundente. El percusionista Nappy G. tuvo su solo a las congas y bongos. El guitarrista, seguro pero pasando desapercibido tras sus barbas bíblicas, tras el protagonismo rítmico del bajo y, sobre todo, de las melodías del tecladista.
Quien quiera oir algo distinto, que pregunte a su buscador por Dengue Fever. Ahí van unas fotillos del concierto.
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