27 mar 2010

The White Stripes - Under Great White Northern Lights


En verano de 2007 The White Stripes emprenden un viaje por Canadá con el propósito de llevar su música a cada territorio del vasto país norteamericano y concluir la expedición en Nova Scotia celebrando el décimo aniversario de la banda.  

Marzo de 2010. Un par de meses de ávida espera, buscando [sin éxito] leaks en Internet, calentándome los cascos al ver imágenes y el contenido del box set, por entonces en pre-venta a la espera del lanzamiento el 16 de marzo. El día 12, mientras curro, cae en mis manos un ejemplar del programa del Irish Film Institute para el presente mes. Lo ojeo con desinterés hasta que la vista se fija en una imagen de tonos rojo, blanco y negro: el día antes, y solo el día antes [Ouch!!!], había un pase de la película de The White Stripes, Under Great White Northern Lights, un documental sobre la gira canadiense de Jack y Meg White. 

Menos mal que la solución estaba a unos pocos clics. Con un berrinche de tres pares de cojones aporreé el ratón y me pillé el CD con temas grabados durante la gira junto con la película en DVD, por 11.99 euros.
Como fan de The White Stripes desde que mi hermano pinchase en nuestra habitación el mítico Seven Nation Army allá por... debió de ser 2003 [por la fecha de edición del álbum], no me ha hecho ni pizca de gracia que después de más de dos años de sequía sacaran un disquito en directo. Si el work-addict Jack White no hubiera estado tan ocupado con sus incontables proyectos paralelos quizás podríamos estar disfrutando ahora de material fresco. Pero por fortuna o desgracia, Jack White además de un tío muy avispado para los negocios es también un inconformista, y el álbum en directo es solo un pequeño ágape que prepara a los fieles para todo lo demás. Declinando casi de inmediato la posibilidad de comprarme todo lo demás [la caja cuesta más de 200 euros], mi objetivo era ver la película cuanto antes. 

Hay que tener en cuenta al verla que la cinta no es un documental sobre el grupo de Detriot sino que se plantea como el diario de un viaje en el que se sigue al dúo de Lo-Fi recorriendo la geografía canadiense para ofrecer conciertos prefijados y otros bolos sorpresa y concertados sobre la marcha. Pese a ello la película refleja el carácter de la banda, desvela la diatriba generada por sus principios estéticos, profundiza en los conceptos musicales de Jack White y contiene suficientes momentos íntimos para hacer de ésta una cinta personal.





  1. Let's Shake Hands
  2. Black Math
  3. Little Ghost
  4. Blue Orchid
  5. The Union Forever
  6. Ball and Biscuit
  7. Icky Thump
  8. I'm Slowly Turning Into You
  9. Jolene
  10. 300 M.P.H. Torrential Outpour Blues
  11. We Are Going To Be Friends
  12. I Just Don't Know What To Do With Myself
  13. Prickly Thorn, But Sweetly Worn
  14. Fell In Love With A Girl
  15. When I Hear My Name
  16. Seven Nation Army

21 mar 2010

Invisible

Paul Auster


Un estrechón de manos en la primavera del 67 iba a dar un giro a la vida de Adam Walker. Desde un principio percibió Adam algo en Rudolf Born, un enigmático profesor que trata de imponer el magnetismo de su persona ante lo repulsivo de su temperamento.


Invisible es una historia escrita por sus propios protagonistas, quienes por su proximidad a la trama y al resto de personajes son partícipes del relato a la vez que narradores casuales. Es una dualidad apasionante en la que Paul Auster gusta sumergirse arrastrando al lector a lo más hondo de la personalidad, valores, moral y percepción de sus personajes. En Invisible, cuatro partes con distintos enfoques narrativos se suceden para hilar una novela muy controvertida canalizada por temas como la lealtad, el sexo, la temporalidad de la vida, la culpa o la política. Un relato trenzado por personajes imperfectos que se convierten por caprichos del destino en narradores accidentales de una entretenidísima novela de intriga.


A continuación reproduzco uno de los fragmentos más eléctricos, eróticos y contundentes del libro, donde Auster describe con total crudeza los placeres carnales en los que se ve envuelto el protagonista:


"... Un momento después, dejás también tu vaso. Os recostáis los dos en el sofá, y Gwyn te coge de la mano, entrelazando sus dedos con los tuyos. Te pregunta: ¿Tienes miedo? Le contestas que no, no tienes miedo, eres sumamente feliz. Yo también, afirma ella, y entonces te besa en la mejilla, con mucha delicadeza, no más que una leve caricia, el simple roce de sus labios sobre tu piel. Comprendes que todo debe ir muy despacio, intensificándose poco a poco, que durante largo rato será una danza del sí y el no, indecisa y vacilante, y lo prefieres así, porque si alguno se arrepintiera, habrá tiempo de dar marcha atrás y suspenderlo. La mayoría de las veces, lo que estimula la imaginación es mejor que no pase de ahí, y Gwyn es consciente de eso, es lo bastante sabia para comprender que la distancia entre el pensamiento y la acción puede ser enorme, un abismo tan grande como el mundo mismo. De modo que tanteáis el terreno cautelosamente, pasito a pasito, recorriéndoos la nuca con la boca, rozándoos mutuamente los labios, pero durante muchos minutos no los abrís, y aunque estáis enlazados en estrecho abrazo, no movéis las manos. Pasa más de media hora, y ninguno de los dos muestra inclinación por dejarlo. Y luego tu hermana entreabre la boca. Entonces es cuando tú separas los labios, y juntos os precipitáis de cabeza hacia la noche.


Ya no hay reglas. El gran experimento fue un suceso único, pero ahora que tenéis más de veinte años, las limitaciones de vuestro retozo adolescente ya no rigen, y seguís haciendo el amor durante los treinta y cuatro días siguientes, hasta el mismo momento en que te marchas a París. Tu hermana toma la píldora, hay cremas y gelatinas en el cajón de su escritorio, condones a tu disposición, y sabéis que estáis protegidos, que lo innombrable nunca pasará, y por tanto podéis hacer de todo y cualquier cosa sin miedo a destrozaros la vida."




Lee aquí una crítica de la novela.





1 mar 2010

Seasick Steve @ Vicar Street, Dublin 23.02.10

Es el jefe, o al menos un jefe. No hay mucho más que decir sobre alguien del que ya se ha escrito demasiado en muy poco tiempo así que es difícil aportar nada nuevo. Solo animo a quien tenga la opción de ir a ver a Seasick Steve, que no se lo piense y ponga tierra de por medio para tenerlo cuanto más cerca mejor.
Me lo perdí en el Werchter Rock por cosas de los festivales y las actuaciones paralelas, pero esta vez no se me podría escapar.


Segundo día consecutivo de concierto del casi septenario Steven Gene Wold en Vicar Street. Segundo lleno. Dos horas de blues de raíces e historias de vagabundos, de perros y guitarras, aullidos y baterías.
Seasick Steve lució repertorio de calidad y guitarras destartaladas. A una cuerda ofreció "Diddley Bo", la canción con la que rinde homenaje a esa guitarra hecha con una tabla, un alambre y una lata. Y a tres cuerdas, con su Three-String Trance Wonder, tocó Seasick Boogie o Thunderbird entre otras.
Como buen bluesman que es demostró que contar historias (cuanto más tristes mejor) es algo congénito de la música del Misisipi. Entre sus historias cantadas y narradas tuvo una para el público irlandés: fue en Belfast donde después de haber sopesado quedarse en casa, acudió o tocar ante una audiencia entregada a su talento, decidiendo así que seguiría probando suerte. Y ésta llegó, joder que si llegó.


Lo que pasa es que ese sentido del humor pierde un poco la magia si te paras a pensar que el hombre va explotando la historia de su vida en una ciudad tras otra, contando las mismas anécdotas  allá donde va mientras se llena los bolsillos con tanto dinero que podría comprar las calles donde dormía. Me parece de puta madre, que conste, pero a la vez un tanto contradictorio.
El batería en cambio no dijo ni mu, un pedazo de percusionista que acabó dejando el escenario al borde del desmayo, así que Seasick Steve tuvo que acabar la labor él solito.
Varios vídeos grabé hasta que Steve me puso en evidencia - con razón - diciendo algo así como: Sin que me parezca mal, no deja de ser curioso ver desde el escenario a un montón de gente que viene hasta aquí para ver un show a través de una pantalla.


Dejo el vídeo de Seasick Boogie, con la que abrió el concierto:




Otros vídeos que grabé:
- Happy (to have a job)
- Thunderbird
- Walkin' Man
- Diddley Bo
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